El protocolo es mucho más que un conjunto de normas sociales; es una herramienta esencial que garantiza el orden, la legitimidad y la imagen institucional en actos formales. Desde tiempos antiguos hasta la actualidad, el protocolo ha evolucionado para adaptarse a las necesidades de cada época, manteniendo su relevancia en eventos formales e institucionales.
Orígenes históricos del protocolo
La historia del protocolo se remonta a civilizaciones antiguas como Egipto y Babilonia. En el antiguo Egipto, por ejemplo, existía la figura del «ritualista jefe», encargado de asegurar que las ceremonias se desarrollaran correctamente. Asimismo, el Código de Hammurabi, uno de los primeros conjuntos de leyes escritos, incluía normas sobre cómo debían llevarse a cabo actos oficiales y ceremonias, estableciendo precedencias y rituales que reforzaban la jerarquía social y la autoridad de los gobernantes.
En la antigua Grecia y Roma, el protocolo también jugó un papel crucial. Los griegos establecieron leyes protocolarias para banquetes y rituales funerarios, mientras que en Roma se realizaban ceremonias específicas para eventos como el nacimiento de un niño, donde se determinaba su nombre en el «dies lustricus”.
Durante la Edad Media, el protocolo se consolidó en las cortes reales, donde las ceremonias y rituales eran fundamentales para mantener el orden y la jerarquía. En la Edad Moderna, especialmente entre los siglos XVIII y XX, se formalizaron muchas de las normas protocolarias que conocemos hoy, coincidiendo con el aumento de los conflictos y la necesidad de establecer reglas claras en las relaciones diplomáticas.
Evolución del protocolo hasta la actualidad
A lo largo de los siglos, el protocolo ha evolucionado para adaptarse a los cambios sociales, políticos y culturales. En la actualidad, el protocolo no solo se aplica en contextos reales o diplomáticos, sino también en eventos corporativos, académicos y sociales. Su función principal es garantizar que los actos se desarrollen con orden, respeto y coherencia, reflejando los valores y la imagen de la institución organizadora.
La pandemia de COVID-19 marcó un punto de inflexión en la organización de eventos, impulsando la adopción de formatos virtuales e híbridos. Ramón Peche, presidente de la Asociación Española de Protocolo (AEP), destacó que esta situación enseñó a los profesionales a realizar eventos virtuales, abriendo un nuevo paradigma que permite mayor participación y asistencia, ya que las distancias ya no son un impedimento.
Además, la sostenibilidad se ha convertido en un aspecto clave en la organización de eventos. Los profesionales del protocolo ahora consideran el impacto ambiental, social y económico de cada evento, buscando proveedores que compartan esta visión sostenible y actuando con calidad y responsabilidad.
La importancia del protocolo en eventos formales e institucionales
En eventos formales e institucionales, el protocolo cumple varias funciones esenciales:
Legitimidad y respeto: El protocolo reconoce y respeta el lugar institucional que ocupa cada asistente, reforzando la legitimidad de las instituciones por encima de las afinidades personales o políticas.
Neutralidad organizativa: Aplicar la normativa oficial evita favoritismos o situaciones que puedan ser malinterpretadas, siendo una herramienta de equidad.
Fluidez y profesionalidad: Una correcta aplicación del protocolo garantiza que el evento se desarrolle de manera ordenada y profesional, proyectando una imagen adecuada de la institución.
Comunicación efectiva: El protocolo establece un marco claro para la comunicación, facilitando las relaciones institucionales y asegurando que el mensaje del evento se transmita de manera coherente y eficaz.
Conclusión
El protocolo, con sus raíces en las antiguas civilizaciones y su evolución a lo largo de la historia, sigue siendo una herramienta indispensable en la organización de eventos formales e institucionales. Su correcta aplicación no solo garantiza el orden y la legitimidad del acto, sino que también proyecta una imagen profesional y coherente de la institución, fortaleciendo las relaciones y la comunicación en el ámbito institucional.